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Mostrando entradas de noviembre, 2024

Margaritas en los altares: Santa Joaquina de Vedruna Vidal

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Santa Joaquina de Vedruna Vidal (Barcelona,1783-Barcelona, 1854) Joaquina de Vedruna nació en Barcelona el 16 de abril de 1783 en una familia de la nobleza catalana muy católica y de firmes convicciones realistas . Su padre, Lorenzo Vedruna era notario público y real en la Ciudad Condal. A los doce años quiso ingresar a las Carmelitas Calzadas a la edad de doce años, pero la superiora la recomendó volver a casa con sus padres hasta que cumpliera más edad. A los 16 años, sin embargo, contrajo matrimonio con el abogado Teodoro de Mas y Solá, de aristocrática familia de Vich, también muy religioso y de ideas realistas, y con él tuvo nueve hijos y bastantes nietos. Teodoro de Mas y Solá, que habia abandonado su ciudad natal a los veinte años, ejercía en Barcelona como procurador de número de la clase de nobles en el colegio de la Real Audiencia cuando la invasión napoleónica de España le movió a empuñar las armas como voluntario, distinguiéndose en varios hechos durante la guerra de la Ind

Margaritas en los altares: Beata María Rafols Bruna

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Beata María Rafols Bruna (Villafranca del Penedés, Barcelona, 1781-Zaragoza, 1853) Hija de un molinero, t ras fallecer su padre, en 1794 ingresó en el monasterio femenino de San Gervasio, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. En 1803 conoció al Padre Juan Bonal, que seria durante muchos años su director espiritual. El 28 de diciembre de 1804 se incorporó en Zaragoza a un grupo de doce hermanos y doce hermanas reunidos por el Padre Bonal para hacerse cargo de los servicios del Hospital de Nuestra Señora de Gracia. La hostilidad con que los hermanos varones fueron recibidos hizo, no obstante, que muy pronto desapareciera la hermandad masculina. Junto al P. Bonal fundó la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana para ocuparse del cuidado de los enfermos. Al comenzar la guerra de la Independencia el papel de las hermanas fue muy destacado. Tras el primer sitio de Zaragoza, el hospital quedó en ruinas y la Madre Rafols, dando pruebas de una gran caridad y heroísm