Margaritas en los altares: Beata Ana María Janer Anglarill
Ana María nació en Cervera el 18 de diciembre de 1800, siendo la tercera de los cinco hijos de José, maestro carpintero, y de Magina.
A los dieciocho años entró en las Hermanas de la Caridad de Cervera, en el hospital de dicha ciudad, y, a los treinta años fue elegida superiora. Durante la Primera Guerra Carlista, en marzo de 1836 la Junta del Hospital, siguiendo órdenes de las autoridades liberales, expulsó a las hermanas. Ana María pasó a dar clase en el Real Colegio de las Educandas.
A raiz de la batalla de Gra, el 13 de junio de 1837, el rey, Carlos V, que conocia sus cualidades, le pidió que con sus hermanas se hicieran cargo de los hospitales de sangre de Solsona, Berga, la Boixadera y la Vall d'Ora, a lo que accedió con la conformidad de sus hermanas de congregación que la acompañaron en la labor, desempeñada muchas veces en la propia linea de frente. Tras asistir a la recuperación de los heridos carlistas, conforme reglamento de sanidad militar, caritativa y desinteresadamente prestaba también asistencia a los liberales, los llevaba al hospital o, incluso, les daba cristiana sepultura. Su entrega y valentía hizo que don Carlos quisiera concederle una medalla, pero ella, la rehusó por su voto de pobreza.
Finalizada la Primera Guerra Carlista en Cataluña, el 4 de julio de 1840 se exilió a Francia. Permaneció unos cuatro años en Tolosa del Languedoc, cooperando con las Paulas que las acogieron en el Hospital de la Grave y dedicadas a pedir piedad y consolar a los exiliados carlistas.
En 1844 volvió a Cervera y de nuevo fue superiora del hospital. En 1856, la Congregación del Sagrado Corazón y la Asociación de Hijas de María. En 1858, el obispo de Urgell, el carlista José Caixal y Estradé, le pidíó que se hiciera cargo del Santo Hospital de la Seo de Urgel, dándole, con ello, oportunidad para fundar un instituto de hermanas de la caridad que pudiera abastecer las tierras pírenaicas y prepirenaicas de su obispado, de hospitales y escuelas.
Su obra creció rápidamente extendiéndose por Barcelona, pero debido a la revolución de 1868, La Gloriosa, estuvo a punto de desaparecer. La misma madre Janer tuvo que salir, humillada, del hospital. Además, el obispo Caixal fue hecho prisionero a raiz de la Tercera Guerra Carlista, en 1874, y llevado al castillo de Santa Bárbara de Alicante, pasando finalmente al exilio en Roma, donde murió.
Su sucesor D. Salvador Casañas apoyó también la obra de la madre Janer que experimentó un período de crecimiento, al que siguió un duro período de pruebas de todo orden.
En 1879, Mons. Casañas reorganizó la vida del Instituto de las hermanas, y la madre Janer, a sus ochenta años, es nombrada primera superiora general.
Sus últimos años los pasó en la casa de Talarn, donde continuó el trato con las novicias y las alumnas, siendo ejemplo vivo de virtud y caridad. Allí murió el 11 de enero de 1885. Sus restos mortales descansan en el convento de la Sagrada Familia de Urgel en la Seo de Urgel.
Fue beatificada en 2011 por Benedicto XVI.
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